Cuando sufrimos una herida en la piel, el cuerpo activa su sistema de reparación: las plaquetas forman un coágulo para detener el sangrado y, al mismo tiempo, liberan factores de crecimiento que estimulan a las células madre a generar nuevo tejido.
Estas plaquetas transportan potentes moléculas como el PDGF, EGF y FGF, esenciales para activar la regeneración celular y estimular la producción de colágeno.
En medicina estética, aprovechamos este mismo mecanismo natural mediante tratamientos regenerativos, como el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), para:
Generalmente se recomiendan 3 sesiones, con intervalos de 2 a 4 semanas, dependiendo del objetivo y tipo de piel.
Regeneración celular con tu propia sangre.
El PRP utiliza los factores de crecimiento presentes en tus plaquetas para reactivar la renovación celular y mejorar la textura de la piel.
Innovación regenerativa de origen marino
Los polinucleótidos (PN) son fragmentos de ADN extraídos del salmón. Son biocompatibles y poseen un potente efecto regenerador, antiinflamatorio e hidratante.
Es una terapia regenerativa que utiliza usa partículas naturales (exosomas), pequeñas vesículas extracelulares, para reparar y rejuvenecer piel y cabello.
Tanto el PRP como los polinucleótidos como el tratamiento con exosomas son ideales para quienes buscan rejuvenecer su piel de forma natural, progresiva y sin cirugía, mejorando desde adentro hacia afuera.